Fui criada por abuelita en casa de papá, añorando a mamá. Violada desde los 7 años, de la última violación tuve una hija, quise abortar, intenté matarme, crecí con odio, tristeza, vacía, sin religión. Tuve dos hijos más a ninguno les di amor no sabía amar.
Un día me llevaron a un retiro contemplativo, a regañadientes, pero con que amor me recibieron, me hablaron de que Dios es amor, me ama, y que yo soy amor. Jesús me atrapó, continué asistiendo a las reuniones semanales, que dicha, ahí todas éramos iguales, unidad, tranquilidad, conocimientos. Aprendí hacer cada día mis dos tiempos de silencio al día, los que me condujeron a una profunda intimidad con Dios, tiempos en los que el hace la obra por gracia y por fe. Un día recibí la gracia del perdón, pude perdonar a mamá y violadores. !Qué alivio y paz!
Mis reuniones semanales con el grupo son fundamentales, para crecer espiritualmente, y llegar a recibir la paz verdadera de Jesús. Ahora cambio mi vida totalmente, sonrío, doy amor a mis hijos nietos, a todos. La honra y gloria para Dios.