¿No recuerdo cuando se dio, fue una necesidad? ¿fue un anhelo? no lo sé! Pero el llamado vino a mi un día en una invitación de mi hermana a un retiro de iniciación de la comunidad de Extensión Contemplativa en Nicaragua. Y ahí empezó la historia (mi historia, mi despertar), del camino que hoy me está llevando del inicio de un vacío a la plenitud del conocimiento de mi verdadero ser, el Amor. Ha sido y es un aprendizaje, un proceso de cambio y transformación en el que voy avanzando con obstáculos y retrocesos, pero con una fuerza que solo el Espíritu Santo puede dar y que me sostiene en esos momentos, pero que también me aligera el camino.
Así como Jesús nos dice: ¡Vengan a mi todos los que están cansados y agobiados y yo les daré descanso! Así me lo da en el aquí y ahora de mi vida; liberando el miedo que me lleva a esos momentos de ansiedad, angustia, opresión, preocupación, complejo, culpabilidad… a momentos de paz, sosiego y desapegos, momentos de luz y descanso.
Esta es mi voz desde la comunidad. De ese grupo maravilloso que me ha llenado de amor filial, solidaridad, generosidad y experiencias compartidas que han sido de gran enseñanza en mi vida, en especial de Aida María, guía, consejera y amiga incondicional de Extensión Contemplativa Nicaragua.
Gracias por ser parte de mi como un todo en el amor de Dios, los quiero mucho.