Ven Espíritu Creador, aplicado al pequeño mundo de mi corazón, al hombre como lo definen los Padre de la Iglesia: “el cosmos del cosmos”
El monje trapense Guido II que vivía en “ la mas allá contemplación” se expresaba así:
“ Siento, Señor, que la tierra de mi espíritu es aún inconsistente y vacía, que las tinieblas cubren la superficie del abismo. En efecto, ella está inmersa en la confusión como en una especie de caos espantoso y oscuro, ignorando tanto su fin como su origen y su propia naturaleza.
Así es mi alma, Dios mío, así es mi alma.
Una tierra desierta y vacía, invisible e informe y las tinieblas cubren la superficie del abismo.
Pero el abismo de mi espíritu te invoca, Señor, para que tu crees, también de mí, unos cielos nuevos y una tierra nueva.”