Dócil a los tiempos de Silencio (Rosita Amador)

 

Doy gracias al Señor de manera especial, por haberme dado la oportunidad de conocer la Comunidad de Contemplación.

Cuando fui al primer Retiro de Iniciación, por primera vez comprendí, qué significa Amar, qué es el Amor Verdadero; creí que amaba a algunas personas.  Aprendí que Amar es darse al hermano de manera incondicional, sin esperar nada de la otra persona.  Igual pude ir comprendiendo qué es el perdón, que tengo que tener docilidad para siempre perdonar al hermano, (que al final, no hay nada que perdonar porque es sólo la inconsciencia del otro); como dice la palabra setenta veces siete (siempre).  Esto es una Gracia que sólo el Espíritu me ha dado poco a poco, pidiéndola; y a través del Silencio.

Mi experiencia al iniciar la Oración de Silencio, fue experimentar mucha paz, puedo decir que recibí la Gracia del Espíritu, siendo dócil siempre a los tiempos de Silencio.  Cada día estar en Silencio se fue haciendo una necesidad, que ya no pude dejar.

Otro fruto recibido es paciencia, ver las situaciones del día a día de otra manera, con los ojos del Señor, descansar, esperar y confiar en El, creyendo que todo está y va a estar bien (esto me ha costado más).

Las reuniones de seguimiento de los lunes son prioritarias, (siempre hay algo más) es el alimento para renovar y fortalecer mi Espíritu, con las enseñanzas a través de la Palabra, y de esta manera tratar de aplicarlas a la vida diaria.   Tener presente y estar consciente de la Perfecta Unidad con la Santísima Trinidad, con los hermanos y con la creación.

Agradezco a los hermanos por sus testimonios, que me ayudan a crecer en fe, esperanza y en el anhelo de amar incondicionalmente, aunque cueste.  Gracias a nuestra querida guía Aída María, por su docilidad al Espíritu Santo, por mostrarnos este camino, guiarnos y poder así aprender a vivir en el Amor de Dios.

Es un regalo de Dios pertenecer a esta Comunidad.

Rosita Amador

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