La Oración del Silencio

Oración de Contemplación

Cantico B

En la noche serena

San Juan de la Cruz

 

“Llámala noche porque la Contemplación es oscura, que por eso la llama por otro nombre mística teología, que quiere decir sabiduría de Dios secreta o escondida, en la cuál, sin ruido de palabras y sin ayuda de algún sentido corporal, ni espiritual, como en silencio y quietud, a oscuras de todo lo sensitivo y natural, enseña Dios ocultísima y secretísimamente al alma sin ella saber como, lo que algunos espirituales llaman entender no entendiendo.

Porque esto no se hace en el entendimiento que llaman los filósofos activo, cuya obra es en las formas y fantasías y aprehensiones de las potencias corporales; mas hácese en el entendimiento pasivo, el cuál sin recibir las tales formas, solo pasivamente recibe inteligencia sustancial desnuda de imagen, la cual le es dada sin ninguna obra ni oficio suyo activo.”  (San Juan de la Cruz)

Llama de Amor viva

“No es posible que esta altísima sabiduría y lenguaje de Dios, cual es la contemplación, se pueda recibir menos que en espíritu callado y desarrimado de sabores y noticias discursivas, porque así lo dice Isaías (28,9) por esta palabras  diciendo: ¿A quien enseñara ciencia y a quien hará oír Dios su audición?  Y el responde: A los destetados de la leche, esto es, de los jugos y gustos, y a los desarrimados de los pechos, esto es, de las noticias y aprehensiones particulares.

Pero los bienes de esta callada comunicación y contemplación deja impresos en el alma, sin ella sentirlo entonces, como digo, son inestimables, porque son unciones secretísimas y por tanto delicadísimas del Espíritu Santo”

Tu oración de contemplación 2 veces al día por 20 minutos

En lugar de usar la palabra sagrada como en la Oración Centrante, en tu oración de Contemplación te quedas en silencio, con los ojos cerrados con advertencia sencilla, pasiva y amorosa hacia Dios, no ves imagen o figura, vuelta tu atención hacia adentro de ti, donde mora Dios escondido.

Haces tu oración de silencio siguiendo la respiración

Desapegado, confiado, abandonado al Espíritu que ora por nosotros y en nosotros… pasamos 20 minutos (2 veces al día) quietos, abiertos, receptivos recibiendo la gracia del Espíritu en nosotros.

Durante los 20 minutos la única acción será seguir la respiración, inhalar, exhalar, inhalar, exhalar, inhalar, exhalar. Estar ahí sentado, presente, siguiendo el flujo de tu respiración que te hará estar aquí y ahora, con tu mente libre de la lluvia de pensamientos que entorpece el espíritu.

“Los pensamientos de los mortales son tímidos e inseguras las ideas que nos formamos, pues un cuerpo corruptible entorpece la consciencia y el vivir en casa de barro hace pesado el espíritu con sus mil pensamientos” Sab, 9, 14-15

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