La práctica de la Oración Centrante, pues, no es contemplación en el sentido estricto del término, sino una preparación para ella. En el sentido amplio del término se podría decir que es el primer peldaño en la escala de la Oración Contemplativa. Normalmente no sabemos cuando nuestra oración se convierte en contemplación en el sentido estricto. Sólo sabemos que nos movemos en esta dirección por nuestra práctica y que el Espíritu se dirige hacia nosotros. A medida que nuestra práctica se hace más habitual, la acción de los dones espirituales de Sabiduría y Entendimiento se hace más poderosa y gradualmente asume nuestra oración, capacitándonos para descansar habitualmente en la presencia de Dios. (Thomas Keating, Intimidad con Dios)
La Oración Centrante es un método diseñado para facilitar el desarrollo de la Oración Contemplativa, preparando nuestras facultades para recibir ese don. Es un intento de presentar enseñanzas de antigua sabiduría cristiana en una forma actualizada. La Oración Centrante no intenta sustituir otros tipos de oración, sino iluminarlos y profundizar su significado. Es al mismo tiempo, una relación con Dios y una disciplina para fomentar el crecimiento de la misma. Es un método que nos conduce más allá de conversación con Cristo a una comunión íntima con El, en el secreto de la habitación interior (Mateo 6:6).
Las Pautas
- Elije una palabra sagrada como símbolo de tu intención de consentir a la presencia y la acción de Dios en tu interior.
- Sentado cómodamente y con los ojos cerrados, sosiégate brevemente e introduce silenciosamente la palabra sagrada como símbolo de tu consentimiento a la presencia y la acción de Dios en tu interior.
- Cuando te des cuenta de que estás reteniendo un pensamiento, * regresa muy suavemente a la palabra sagrada.
- Al terminar el período de oración, permanece en silencio, con los ojos cerrados, por un par de minutos.
*El término “pensamientos” incluye sensaciones corporales, sentimientos, imágenes y reflexiones.
Explicación de las Pautas para la Oración Centrante
- Elije una palabra sagrada … Una vez que escogemos una palabra sagrada, no la cambiamos durante el período de oración, ya que eso sería comenzar a pensar nuevamente. – Una simple mirada interior hacia la Divina Presencia o notar la respiración puede resultar más adecuado que la palabra sagrada para algunas personas. Las mismas pautas se aplican a estos símbolos que a la palabra sagrada. – La palabra sagrada expresa nuestra intención de consentir a la presencia y la acción de Dios en nuestro interior. – La palabra sagrada se escoge durante un breve período de oración al Espíritu Santo. Use una palabra de 1 o 2 sílabas. Ejemplos: Dios, Jesús, Abba, Padre, Madre, María, Amén, Señor. Otras posibilidades: Amor, Oye, Paz, Sí, Fe. – La palabra sagrada es sagrada no por su significado inherente, sino por el significado que le damos como expresión de nuestra intención y de nuestro consentimiento.
- Sentado cómodamente sosiégate brevemente … El decir “sentado cómodamente” significa que debemos estar relativamente cómodos, pero no al extremo de inducir el sueño durante el período de oración. – Cualquiera que sea la posición que escojamos, mantenemos la espalda recta. – Cerramos los ojos como símbolo de que dejamos pasar lo que está ocurriendo a nuestro alrededor y en nuestro interior. – Introducimos la palabra sagrada en silencio y muy suavemente, como si dejáramos caer una pluma sobre una mota de algodón. – Si nos quedamos dormidos, al despertar continuamos la oración.
- Cuando te des cuenta de que estás reteniendo un pensamiento… Regresamos muy suavemente a la palabra sagrada” con un mínimo de esfuerzo. Esta es la única actividad que realizamos durante el período de la Oración Centrante. – Durante el curso de la Oración Centrante, la palabra sagrada puede tornarse vaga o desaparecer. – Los pensamientos son una parte inevitable, integral y normal de la Oración Centrante. – La palabra “pensamientos” es un término general que denota cualquier percepción, incluyendo sensaciones corporales, estímulos sensoriales, sentimientos, imágenes, recuerdos, planes, reflexiones, conceptos, comentarios y experiencias espirituales.
- Al terminar el período de oración, permanece en silencio … Los dos minutos adicionales nos ayudan a llevar la atmósfera de silencio a la vida cotidiana. – Si se hace esta oración en grupo, el guía puede recitar lentamente una oración como el Padre Nuestro, mientras los demás escuchan.
Algunos Puntos Prácticos
- El tiempo mínimo para esta oración es 20 minutos. Se recomiendan dos períodos diarios, uno por la mañana y el otro por la tarde o temprano en la noche. Con la práctica, el tiempo puede extenderse a 30 minutos o más.
- Para indicar que ha terminado el período de oración, puede usarse un cronómetro que no tenga un tic-tac audible y que no haga un sonido estridente al final.
- Podemos notar picazón o espasmos en alguna parte del cuerpo o una especie de inquietud general. Estos usualmente se deben a que se ha desatado algún nudo emocional en el cuerpo. – Podemos observar una sensación de peso o ligereza en las extremidades. Por lo general, esto se debe a un nivel profundo de atención espiritual. – En cualquier caso, no le prestamos atención y regresamos, muy suavemente, a la palabra sagrada.
- Los frutos principales de la Oración Centrante se experimentan en la vida diaria y no durante el período de oración.
- La Oración Centrante nos familiariza con el primer lenguaje de Dios, que es el silencio.